El Fantasma Gigante

El Fantasma Gigante




En una época no tan lejana, en mi pueblecito natal Tamarindo, aún no se contaba con alumbrado eléctrico las veinticuatro horas del día. Entonces, soló había luz a partir de las seis de la tarde hasta las once y treinta de la noche, con sus fluorescentes y focos amarillentos, debido a que el viejo motor «Perkins», —como le llamaba el encargado de la planta eléctrica el viejo «Rembes»—, ya no daba para más.
Cuentan, que después que se apagaba la luz, el pueblo quedaba en tinieblas como «boca de lobo», y dicen los viejos que en aquellos tiempos sucedieron un sinnúmero de historias y anécdotas algunas tan fantásticas, sorprendentes y otras tan reales que con sólo escucharlas se pone la -piel de gallina».
Transcurría la década del sesenta y en mi pueblo comenzó a correr el rumor, cada vez con más fuerza, que en una de sus calles —precisamente la que lleva el nombre del Libertador bolívar— a partir de las doce de la noche, la hora «pesada» como decían en el pueblo, aparecía una enorme figura fantasmal con forma casi de persona, pero de grandes dimensiones; gigantesca y horrible, la cual como si utilizara zancos caminaba en medio de la calle y de vez en cuando se sentaba a descansar sobre los techos de las viejas casonas deshabitadas hechas de quincha y barro. Cuentan también que, en una oportunidad, jun^ jaranero borrachín de aquellos que les gustaba amanecerse, regresaba de un chicherío del barrio La Libertad; envalentonado por la chicha de jora y el aguardiente que se había tomado no dudó en cruzar la calle y dentro de su gran borrachera con la tenue luz de la luna, que agenas asomaba a través de las nubes, alcanzó a divisar la silueta gigantesca con apariencia de un ser humano, la cual estaba sentada sobre el techo de una casona con sus largos pies que rozaban el suelo. De la gran impresión .y el susto se le quitó la borrachera y como alma que lleva el Diablo, corrió y corrió hasta la plazoleta gritando que había visto un gigante que no caminaba sobre el suelo, sino que flotaba.
En el silencio de la noche, los gritos del borrachín y el ladrar de los perros despertaron a los pobladores que salieron en grupos con escopetas y machetes en mano a ver qué es lo que estaba pasando y al darse cuenta que era un «borrachito conocido» no le hicieron caso. Pero algunos campesinos, los más viejos, sí le creían, pues no era la primera persona que había visto al fantasma gigante de la calle Bolívar....
Con el pasar del tiempo, los padres, a manera de advertencia a sus hijos cuando éstos salían a la calle por las noches, les recomendaban no hacerse tarde pasada la media noche pues los podría asustar el fantasma gigante de la calle Bolívar....



3 comentarios:

Unknown dijo...

En el distrito de tamarindo encontramos muchos sitios turisticos pero a la ves tenemos muchos mitos es por eso q les invito a visitarlo

Unknown dijo...

En el distrito de tamarindo encontramos muchos sitios turisticos pero a la ves tenemos muchos mitos es por eso q les invito a visitarlo

Unknown dijo...

En mi querido tamarindo encontramos estas y muchas mas mitos que son los que lo llenan de tradicion .algun dia saldre de tamarindo pero tamarindo nunca saldra de mi

Publicar un comentario

 

Distrito de Tamarindo 2013 Design by Insight © 2009