EL SANTO PAPITA
En
el distrito de Tamarindo, Provincia de Paita, Región Piura, Perú, se rinde
culto al santo más pequeño de la región y del Perú y sin temor a equivocarme
tal vez del mundo:
El santo papita, San Pedro, cuya estatura no pasa de los 8
centímetros. Según la historia, en el caserío de Vista Florida, un agricultor
llamado Juan Cortez Prieto tenía una casita de carrizo con barro y techo de
totora. Este campesino trabajaba en una hacienda situada en la jurisdicción del
Distrito de Amotape y para dirigirse a sus faenas acortaba camino cruzando los
cerros.
Cuenta que diariamente
después de la jornada de trabajo reposaba casi a la mitad de camino, agotado
extendía su alforja debajo de una gran piedra y ahí tendía su cuerpo cansado,
esta rutina la cumplía todos los días.
Un buen día después del
merecido descanso estaba recogiendo sus cosas cuando se percata que al costado
de estas se encontraba una estatuilla con la imagen de un santo que en un principio y luego de mirarlo pensó
que era un san Antonio. Absorto en sus pensamientos, optó por acomodarlo en un
lado de su alforja y dirigirse a su casa para mostrarlo a sus familiares.
A la hora de cenar se
acuerda del hallazgo de la tarde y va en busca de la diminuta estatua de lo que
él consideraba un santo para mostrársela a su madre quien luego de verlo
sugirió que lo introduzca en una olla de barro y colocarlo debajo de una tarima
de barro, que era su cama para protegerlo de la intemperie.
Transcurre el tiempo y a
principios del siglo XX se produce un periodo lluvioso y la familia de Juan
Cortez fue la más afectada, lo perdió todo debido a la fuerzas de las aguas que
formaron torrentosas quebradas. La familia Cortez desesperada por este
desastre decide rescatar algunas de
sus pertenencias, siguiendo el cauce de
la quebrada buscan entre el barro los palos y las piedras y la corriente de las
aguas, algo que les sea útil.
Pasado el temporal Juan se
acuerda del santo que había depositado en la olla de barro que en un extraño
pensamiento hace que cada día después de retornar del trabajo en vez de
descansar se dedicaba a buscar la olla con la estatuilla del santo que había
guardado
Un buen día en que ya
anochecía caminaba ensimismado en esta tarea, cuando se percata de una extraña
luz intermitente a lo lejos de un recodo
de la quebrada que parecía hacerle señales. Con gran curiosidad se acercó
temeroso para saber de que se trataba, dándose con la sorpresa que se trataba de una botella de vidrio con
tapa y dentro de ella la imagen que había guardado en la olla de barro.
Muy emocionado lo recogió
y se dirigió a su hogar comprobando en el trayecto que la estatuilla del santo
se había mantenido seca durante las fuertes lluvias. Este creciente rumor sobre
la extraña aparición del santito y la forma y circunstancia de cómo había sido
encontrada corrió como reguero de
pólvora entre los moradores de todo el caserío considerándolo como algo sobre
natural.
Dada las circunstancias
del hallazgo la población empezó a creer que se trataba de una efigie milagrosa, desde entonces empezaron a
rendirle culto en la zona y vecinos de las
dispersas ramaditas, en aquel entonces de Vista Florida.
1 comentarios:
Mi Primer Libro “El Santo papita y otras Historias populares”, editado bajo el sello de Editora Piuranidad el año 2,011, Registrado en la Biblioteca nacional del Perú, con N° 13570-2,010, recomendado por la Dirección Regional de Educación de Piura DREP, al Plan Lector Regional, por su aporte a la difusión de la Cultura y tradición de los Pueblos, aplicándose en reconocidos colegios de Piura y sus provincias entre ellas: I.E.P. “Nuestra Sra. Del Rosario”., I.E. PNP “Basilio Ramírez Peña” I.E. de Aplicación de la UNP “Carlota Ramos de Santolaya”, entre otras….
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